08/08 Estambul (Santa Sofía, Cisterna, Bazar de las Especias, Bósforo, derviches)
Comenzamos nuestro primer día en Estambul, con programa a nuestro gusto. Entonces madrugamos un poco para aprovechar mejor el día ¿no?
Quedamos para salir a las 9:00 (eso es madrugar, no levantarse de madrugada), en principio para ir a Sultanahmet donde están la Mezquita Azul, Santa Sofía y la Cisterna Basílica; luego ya veremos.
Para empezar, empezamos peleando con la máquina de tickets del metro: un amable agente de seguridad me ayuda (en turco), indicando que el billete que quiero usar es demasiado nuevo. Me lo toma de la mano, lo hace un gurruño, lo estira un poco y … magia … la máquina lo acepta. Pues ya sabemos algo nuevo.
Llegamos a Sultanahmet y vemos el Hipódromo de Constantinopla (hoy una plaza con dos obeliscos, el de Teodosio y el de Constantino) y nos dirigimos a la Mezquita Azul … mala pinta. Hay muchos andamios bajo los que pasamos para entrar. De hecho, el interior está llena de andamios. Una pena.
Salimos rápido, pues la verdad no hay nada que ver, y nos dirigimos a Santa Sofía (que ha sido basílica, mezquita, museo y, desde 2020, de nuevo mezquita). Seguro que no os pilla de sorpresa que os diga que Santa Sofía y el conjunto monumental de la ciudad vieja es Patrimonio de la Humanidad, pero lo tenía que decir.
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Aunque ya la habíamos visitado en nuestra anterior visita a Estambul en 2012, no nos cansamos de admirarla. Construida en el año 537 (sí 537), fue el templo más grande del mundo durante casi mil (repito mil) años, hasta que la catedral de Sevilla la superó en 1520.
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Santa Sofía es el mayor ejemplo de la perfección de la arquitectura bizantina, tanto que se dice de ella que «cambió la historia de la arquitectura». El diseño es obra de Isidoro de Mileto (arquitecto y físico) y de Antemio de Tralles (arquitecto y matemático). Nosotros nos dedicamos a disfrutar de las vistas y hacernos algunas fotos como las de abajo. Aunque aún no lo he repetido mucho, seguro que ya sabéis que hay un par de pestañas con una selección de las fotos que no he puesto en el blog, y otra con vídeos.
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Después de Santa Sofía nos pusimos directamente en la cola para comprar las entradas a la Cisterna Basílica. Una vez allí, lo de cisterna se entiende bien, pero lo de basílica no (la explicación está en el enlace). Tras una cola relativamente rápida, entramos, y nos encontramos con una Cisterna recientemente restaurada, con una exposición de esculturas y con un magnífico espectáculo de luces y sonido.
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La cisterna no es más que un depósito de agua subterráneo, también construido en el siglo VI como Santa Sofía, pero de dimensiones impresionantes, y sostenido por más de trescientas columnas de mármol recicladas de otros edificios. En la galería os dejo más fotos, algunos detalles, y algún que otro selfie.
Tras salir de la Cisterna, nos dirigimos al Bazar de las Especias. De camino, pasamos por varias calles comerciales atestadas de gente … y de coches yendo en ambas direcciones donde solo había un carril y aceras minúsculas (!?).
En media hora llegamos al Bazar de las Especias, ya sabéis que no soy muy dado a las compras, así que pasamos un poco rápido (eso sí, aprovechando alguna degustación) y sacamos algunas fotos como las de abajo.
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Ya va siendo hora de comer, y decidimos probar suerte bajo el Puente de Gálata (Galata Köprüsü), donde hay una pasarela peatonal llena de restaurantes. Tras un rato esquivando a los que te quieren meter en su local porque es el mejor y el más barato, nos encontramos con el restaurante Aruna, sin camarero insistente para que entrásemos y unos precios razonables. La comida aceptable, sin más, salimos a menos de 8 euros por cabeza, en una localización magnífica con vistas al Bósforo. Además, su decoración interior también estaba muy bien.
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Hablando el Bósforo, ya que estamos aquí ¿por qué no cogemos uno de los muchos cruceros por el estrecho que se ofrecen? Dicho y hecho. A diez minutos tenemos el muelle, y compramos entradas para el siguiente viaje, de hora y media, que salía en quince minutos: perfecto para hacer la digestión.
El trayecto llegó hasta el segundo puente del Bósforo, el Fatih Sultan Mehmet Köprüsü, de ida por la orilla europea y de vuelta por la asiática. Aprovecho también para indicar que los petroleros pueden pasar holgadamente por debajo del puente.
Pudimos ver de lejos, la mezquita más grande de Estambul, Çamlıca, recientemente construida en la parte más alta y visible del Estambul asiático: otra muestra más del "laicismo" actual del gobierno turco. Única en tener seis minaretes aparte de las de La Meca, Medina y la Mezquita Azul de Estambul. Eso sí, fue diseñada por dos arquitectas (nótese el "-as" final), con amplias zonas para el rezo de las mujeres.
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De vuelta en el muelle, ya hemos hecho la digestión y estamos preparados para la jornada vespertina. Como Lydia y Rubén querían comprar algunas réplicas de camisetas y zapatillas deportivas, nos dirigimos al Gran Bazar (Kapalıçarşı) que atravesamos sin ni siquiera hacer una foto para el recuerdo (¿de un sitio de cuatro mil tiendas? bah), porque nuestro objetivo era su flanco oeste, donde se alinean los puestos ambulantes de ropa y calzado "de marca". Por allí dejamos a Lydia, Rubén y Luismi, con cierta cantidad de liras turcas y habiendo repetido hasta la saciedad "ni se os ocurra aceptar el primer precio que os den, comenzad a regatear desde el 20% o por ahí".
Manolo Jr, Nieves y yo decidimos apartarnos de las tiendas y visitar la parte sur de Sultanahmet para ver la Iglesia de San Sergio y San Baco que, según dicen algunas páginas de viajes, es interesante. Nada más salir del Gran Bazar nos encontramos con la mezquita de Beyazıt, que está justo enfrente de la Universidad de Estambul (una de los once que hay en la capital). Esta mezquita de Beyazıt tiene su puntito de interés y, aunque no es tan impresionante como otras, a cambio está muchísimo menos masificada (dejo abajo algunas fotos).
Tras callejear un poco, y disfrutar de los atascos desde una perspectiva peatonal, llegamos a la Iglesia de San Sergio y San Baco que, ¿por qué no me extraña?, hoy en día es una mezquita, que es conocida como la Pequeña Santa Sofía (se piensa que fue diseñada por los mismos arquitectos que Santa Sofía). Un sitio recoleto, sin muchos visitantes, de hecho estábamos completamente solos en su interior.
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Salimos corriendo de allí, puesto que habíamos quedado para ver una Sema mevleví, que una ceremonia sufí en la que los participantes danzan girando sobre sí mismos (los derviches giróvagos). Pensé que ya no iba a citar más a la UNESCO, pero me equivoqué porque esta ceremonia está en el listado del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, como los Patios de Córdoba o las Fallas de Valencia.
Mientras esperábamos a que empezara la ceremonia pregunté a los niños cómo les había ido en la tarde de compras: por lo que compraron pagaron un 60% menos de lo que les pidieron de entrada. No está mal.
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Una vez terminada la ceremonia, caminamos un par de paradas de metro para alejarnos un poco del centro más turístico (y caro), y cenamos en la primera planta del Restaurante Şar, frente a la parada de Beyazıt-Kapalıçarşı (adjunto foto de lo que se pidió Manolo Jr). De vuelta al hotel, que mañana es el último día … y habrá que madrugar ¿no?